jueves, 8 de septiembre de 2011

La Gallina

En octubre de 2000, fuimos con Fiona y Blackie a  la casa que estábamos construyendo. El terreno tenía una cerca de postes y alambrado de púas.

Los perritos se pusieron inquietos y como todos los perritos, querían investigar cada rincón del terreno. Mi esposo al verlos tan emocionados, decidió quitar la correa de Blackie ! garrafal error ! pues de pronto aparecieron unas gallinas de algún vecino y entraron al terreno. Nada más al verlas Blackie se lanzó a perseguirlas y salio corriendo del terreno detrás de la gallina y detrás de él, mi esposo queriendo alcanzarlo.

En pocos segundos todos desaparecieron de mi vista y después de un corto tiempo, ví a mi esposo, todo sudoroso y empolvado con Blackie en sus manos.

Me platica él, que la gallina entró a una casa ubicada andador abajo de la nuestra y que Blackie entró detrás de ella y  ¡sorpresa! - un perro enorme amarrado y ladrando furioso a Blackie. Mi esposo le habló varias veces hasta que obedeció, saliendo.

No es bueno pensar en los "hubiera" pero de pensarlo, quedaron a pocos metros de una céntrica avenida. Si Blackie se hubiera dirigido allá la historia hubiera sido otra.

En poco tiempo por un exceso de confianza, Blackie estuvo expuesto a que lo atacara un enorme perro o a morir atropellado.

Salvo el susto y un raspón de rodillas que sufrió mi esposo en su intento de atraparlo, no pasó a mayores.

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