En Octubre de 2000 me hicieron una intervención quirúrgica. Durante mi convalecencia por cierto bastante dolorosa, permanecía la mayor parte de los primeros 5 días acostada. Mi compañía eran Blackie y Fiona, quienes permanecían junto a mi, echaditos, esperando... viendome. Solo me ponía de pie para atender mis necesidades básicas y las de ellos.
Al tratar de moverme y quejarme por el dolor, ellos de inmediato se alzaban apoyando sus manitas en mi cama y me veían con ansiedad, como si quisieran ayudarme a que el mal trance pasara.
Dicen que a los verdaderos amigos se les conoce en la enfermedad y en la prisión. Ellos me demostraron que yo era su mejor amiga, cada día que pasaba entraban más y más en mi corazón.
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