Fue una experiencia diferente el tener a Fiona, cambió mi vida totalmente, pues ella dependía por completo de mí para estar bien. La adaptación de ambas se dio lentamente. Ella me adoptó a mí, no yo a ella.
Lo difícil fue la primera vez que se quedó sola, al regresar a casa ella estaba con los ojitos húmedos de llanto, fue doloroso verla así. Después de meditarlo decidimos conseguir un compañerito(a) para ella.
Se me olvidaba comentar que Fiona es de raza chihuahua, calcularon que pesaría en edad adulta 3 o 4 kg ... pero no! ella creció y creció y creció... pesa 6 kg pero eso no le quita lo hermosa que es. De color blanco y manchas en color miel, porte majestuoso y muy muy mimada.
Blackie
Exactamente a la semana de la llegada de Fiona a Casa, el 8 de mayo de 2000 llegó Blackie... bueno mi esposo lo trajo. Era una pequeña bolita de pelo negro. La bienvenida de Fiona no se hizo esperar. Lo persiguió tratando de morderlo... Fiona estaba muy celosa...
Los primeros 3 días fueron un estira y afloja entre ambos, hasta que la ternura de Blackie la ganó. Se volvieron los mejores amigos. Fiona compartía con él su perrito de peluche y jugaban tirando de él hasta que tanta energía tuvo sus consecuencias, terminaron destripando el perrito y remiendo tras remiendo hasta que quedó inservible.
Blackie según nos dijeron era un chichuahueño de pelo largo. Hoy por hoy no lo sabemos bien, pero nunca se convirtió en uno. Sin embargo, su abundante pelaje negro, sedoso y brillante lo hacían ser un guapo caballerito.. no importaba su raza indefinida, era Blackie para nosotros, un miembro más de la familia y el lo sabía.. lo sabe...
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