viernes, 9 de septiembre de 2011

Fiona la futura mamá.


Como comenté en la entrada titulada El pañal de Fiona. Después de cometido el delito, Blackie no volvió a molestar a Fiona.

El carácter de Fiona se transformó, se volvió muy dormilona y super sentida, pensé que estaba deprimida y en cierta forma así fue, pues su cuerpo estaba cambiando, estaba incubando nuevas vidas.

La pancita de Fiona creció, creció y creció. Se puso enorme y aunque no lo crean, también las perritas sufren de estrías, al menos Fiona si las padeció, su piel se agrietó. A pesar de los cuidados que le daba aplicándole aceite de bebé, ella se rascaba mucho. Traía dentro de ella a 4 cachorritos.

Cada noche, me recostaba y la colocaba a ella encima de mí y le masajeaba su enorme vientre. No miento si les digo que casi le pegaba al suelo de lo enorme que estaba. Era muy bonito el sentir como los pequeños se movían dentro de ella cuando la tocaba. Fiona ponía su mirada de ensoñación. Le gustaban esos mimos.

Exactamente al año y medio de edad de Fiona, nacieron sus hijos. El 4 de Agosto de 2001 Fiona jadeaba mucho hacia el medio día. De pronto reventó su fuente. Para esto ya teníamos preparado su cajón de madera, donde iban a estar ella y sus cachorros. Tuvo muchas dificultades para expulsarlos, así que la tuve que ayudar jalándolos para que salieran. . Fueron casi 5 horas de parto y estaba extenuada, tanto que ni siquiera trataba de cortar el cordón umbilical. Yo previsora, ya tenía mi navaja de bisturí y líquido cicatrizante y fui cortando los cordones y aplicando el liquido cicatrizante. Entre cachorro y cachorro que expulsaba ella devoraba sus placentas. Nació Milla, Dropy  y Poly. Después de una hora nació su ultimo cachorro. No pude hacer nada, tenía su carita amoratada. Se asfixió por no poder nacer. Me costó mucho trabajo extraerlo. Al final Fiona y sus tres pequeños estuvieron a salvo.

Yo extenuada pero feliz de verla bien. Blackie durante todas las horas, solo se mantuvo sentado a una distancia de Fiona observando el trabajo de parto. Al nacer los pequeños, se acercaba y los olisqueaba y se volvía a poner a distancia.

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