El 07 de septiembre pasado nuestro Blackie fue operado por segunda vez del Epulis en su hociquito, nos sentíamos optimistas a pesar de que quedó expuesto el huesito maxilar y su animo no menguo nada y se recupero pronto de la anestesia.
|
Blackie recuperandose de la anestesia de su segunda operación.
Su hija Milla lo cuidaba.
|
Le hacíamos curación tres veces al día y todo parecía mejorar pero el jueves 13 pasado amaneció inflamado de su encía del lado izquierdo, el viernes del lado derecho y fue empeorando, la pus y la sangre aumentaron. Aún con ello nuestro valiente viejito le ponía animo a la vida. Hacia este lunes los ganglios de garganta y columna comenzaron a inflamarse, y se esforzaba a la hora de alimentarse aunque le costaba trabajo. Ayer ya no pudo comer de forma normal, le daba con mi mano y me la dejaba llena de sangre y purulencia. Aun con la limpieza que le hacíamos no disminuía.
SU "abuelo" y yo platicamos y decidimos llevarlo a evaluación del medico hoy y resignados porque sabíamos lo que nos diría lo acompañaríamos a dormirlo. Anoche le di cubitos de papa hervida que tanto le gustaban, se esforzó mucho en comerlos y algo que nunca hacía le convidé unos pedacitos de pastel que comía yo, los comió muy animado pues son muy suavecitos. Esta mañana le di pechuga de pollo deshebrada, toda la que quiso, le puso animo a comerla.
Su rutina esta mañana fue como siempre, salir al jardín con los perritos, que se la pasaban limpiando el sangrado de su hociquito, lo estaban cuidando tanto. Lo llenaron de amor y cuidados como los últimos días.
Hizo su inspección diaria por el jardín, yo dentrás de el, tratando de conservar su recuerdo, cada tanto se nos paraba en las piernas para que lo abrazáramos.
Esta mañana en lugar de llevar a sus hijas y nietos al corralito con los demás perritos, los dejamos entrar a la casa, donde lo hemos tenido ya que de estar permanentemente en el exterior, las moscas podrían depositar sus huevos en su hociquito y hacerle gusanos, por eso lo evitamos y por fortuna nada de eso sucedió.
Esta mañana amanecimos muy nerviosos, a medida que se acercaba la hora me llené de ansiedad y se me salían las lágrimas, tuve que recurrir a un tranquilizante.
Pocos minutos pasados de las 12 del medio día nos sentamos mi esposo y yo. Blackie y su familia perruna para que se despidieran, lo lengueteaban y Blackie se nos paraba en las piernas y le acariciabamos su cabecita.
|
Con sus hijas Poly y Milla y sus tres nietos, Mylos, Tucker y Kenzo |
Así estuvimos un rato hasta que el se alejó un poco, se sentó y nos observó con tranquilidad. Supimos que era el momento. Lo abrazamos y salimos al medico. Al llegar al filo de las 12.30, el doctor lo revisó y nos dijo lo que ya sabíamos, que el entraría a la etapa de sufrimiento y nos hizo la pregunta, procedemos? ya sabíamos sin decirlo a que se refería. Lo acariciábamos en lo que el medico preparaba su inyección, le cortaron el pelito de su patita para inyectarlo en la vena. Fue muy rápido todo. A las 12.40 pm es ya estaba con su esposa Fionita en el cielo de los perritos.
Regresamos en casa, lo acercamos a los demás perritos para que se despidieran y sacamos a sus hijas y nietos para que nos acompañaran a sepultarlo. Mi esposo comenzó a cavar y yo me senté con el en espera. Lo mantuve envuelto en una manta desechable pues cuando mueren aflojan los esfínteres.
Fue en ese momento que pude ver exactamente el daño tan grave que su enfermedad le hizo, no se como mi valiente viejito pudo regalarnos dos meses mas de su vida con el daño tan grande que tenía en su hociquito.
Baloo, Pupette, Milla, Poly, Mylos, Tucker y Kenzo estuvieron acompañandonos en el funeral de nuestro Blackie. Cuando mi esposo terminó de cavar procedimos a despedirnos de nuestro viejito, le cantamos su canción de cariño: " Achiqui, achiqui, achiqui está chiquitito. Achiqui, achiqui, achiqui ya no es bebé, es solo un perrito que no sabe que hacer, por que es una criaturita"
Desde cachorrito se la cantábamos porque cuando Fionita se le desaparecía se ponía como loquito buscándola por todos lados. Después lo envolvimos dentro de una funda de algodón y lo colocamos en la fosa. El momento fue lleno de tristeza y lágrimas. Casi 13 años dentro de nuestra vida no se borran en un momento.
Despues mi esposo terminó de sepultarlo. Su tumba quedó junto a la de su esposa Fionita. Pasado mañana sábado le haremos su lápida y también la de nuestra Duquesita.
Las despedidas son tristes pero como dice mi esposo, algún día nos reencontraremos con nuestros seres queridos que están con Dios y como no, también con nuestros corazones chiquitos que estarán esperándonos. Hasta pronto viejito precioso, vives en nuestro corazón por siempre.